Con el comienzo de la temporada de verano, los jardineros están preocupados por el crecimiento de las mascotas verdes, incluidos los tomates. Las plantas fuertes darán una cosecha envidiable, pero sucede que la “salud” se vuelve excesiva. La masa verde aumenta, pero la floración es débil y los frutos no cuajan.
Razones de la “fatificación”
Externamente, la planta se ve hermosa: el color de las hojas es verde oscuro, crece activamente y arroja inflorescencias, pero las hojas superiores se juntan en pliegues más de lo habitual y se curvan hacia el interior. El tallo se engrosa desproporcionadamente. Tales signos indican un mayor contenido de nitrógeno en el suelo. La tierra ha sido sobrealimentada con suplementos minerales que contienen nitrógeno o generosamente abonada. Si dejas todo como está, los frutos serán pequeños y el rendimiento será bajo.
Qué hacer si la planta “engorda”
A menudo, las violaciones de la tecnología agrícola afectan a las plántulas en terrenos cerrados. El problema suele solucionarse trasplantándolos a un lugar permanente.
Para plantas maduras, existen otros métodos:
- En suelos franco arenosos, ayuda un riego generoso de al menos 10 litros de agua por raíz. El exceso de compuestos que contienen nitrógeno irá a las capas más profundas del suelo. El resultado será más notorio si se utilizó salitre. Es más difícil eliminar la urea del suelo.
- En suelos francos pesados, chernozem o arcillosos, el enjuague bloqueará el acceso del aire a las raíces, por lo que se utilizan fertilizantes de potasio, por ejemplo, sulfato de potasio.
- Otra forma de combatir la “fatificación” es secar demasiado. Se utiliza en cualquier suelo. La planta no se riega durante varios días hasta que los pliegues de las hojas superiores comiencen a enderezarse. En este día se realiza el riego, y en los días siguientes se vuelve a observar el estado del follaje. Si se detecta curvatura, se debe repetir la exposición.
- Además del lavado o secado excesivo, las hojas se eliminan desde la parte inferior hasta el primer racimo, creando artificialmente un déficit de masa verde.
Todas las formas de combatir la “fatificación” son estresantes para el tomate. Para evitar que la planta pierda color y ovarios, la alimentación foliar se realiza con ácido bórico, “Bud”, “Betoxone” o preparados similares. Es importante seguir la dosis correcta indicada por el fabricante para evitar quemaduras.
Cómo prevenir el crecimiento excesivo
Los tomates son un cultivo que no exige demasiado suelo. La alimentación es necesaria cuando la masa foliar es insuficiente y el tallo es demasiado delgado para soportar el peso de futuros frutos. Después del trasplante a campo abierto, debe alimentarse solo si el crecimiento se ha ralentizado y las hojas han adquirido un color verde claro o amarillento.
Presta atención al aspecto de la planta. El color y la forma de las hojas, la tasa de crecimiento informarán sobre su bienestar y necesidades. Recuerda que aumentar excesivamente el valor nutricional del suelo no acelerará la cosecha.